El seguimiento preciso es posible gracias a los reflectores láser colocados por las misiones Apolo 11, 14 y 15 entre 1969 y 1971. El Experimento de Medición Láser a la Luna (LLR) dispara pulsos láser desde estaciones terrestres hacia estos espejos, midiendo el tiempo de retorno con precisión milimétrica. «Estos reflectores nos permiten medir la distancia Tierra-Luna con una exactitud inferior a un centímetro», explicó el Dr. James Richardson del Goddard Space Flight Center de la NASA.
Mecanismo clave detectado:
La atracción gravitatoria lunar crea un abultamiento mareal en los océanos.
La rotación terrestre más rápida arrastra este abultamiento ligeramente por delante de la Luna.
Esta desalineación genera un efecto de empuje gravitatorio que transfiere energía de la Tierra a la Luna.
Como resultado, la Luna gana energía orbital y se aleja, mientras la Tierra reduce su velocidad rotacional.
Consecuencias a largo plazo:
Investigaciones publicadas en Proceedings of the National Academy of Sciences indican que:
Los días terrestres se alargan aproximadamente 1.7 milisegios por siglo.
Hace 70 millones de años (época de los dinosaurios), los días duraban solo 23.5 horas.
En 600 millones de años, los eclipses solares totales dejarán de existir porque la Luna aparecerá más pequeña en el cielo.
El fenómeno continuará hasta que la Tierra frene su rotación lo suficiente para sincronizarse con la Luna, aunque «el Sol se convertirá en una gigante roja y evaporará los océanos terrestres dentro de unos 5,000 millones de años, eliminando las mareas y deteniendo este proceso», según la astrofísica Dra. Madelyn Broome de la Universidad de California.
Mientras tanto, el ciclo actual garantiza que las mareas, eclipses y fases lunares seguirán siendo parte fundamental de nuestra experiencia planetaria por millones de años.
Fuentes consultadas: NASA Goddard Space Flight Center, PNAS, Journal of Geophysical Research – Planets