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Aguas Residuales en Playas: Un Desafío para la Salud Pública y el Medio Ambiente

Las aguas residuales que no se tratan adecuadamente y se vierten en aguas costeras como playas, lagunas y estuarios son una de las principales fuentes de contaminación bacteriana y coliforme, siendo la bacteria Enterococcus uno de los ejemplos de preocupación más comunes. Este tipo de contaminación es causada principalmente por aguas residuales no tratadas, que no sólo tienen un efecto devastador en el medio ambiente, sino que también suponen una grave amenaza para la salud pública.


playa contaminadas

Se estima que aproximadamente 120 millones de casos de enfermedades gastrointestinales y 50 millones de casos de enfermedades respiratorias en todo el mundo son causados ​​por el contacto con agua contaminada con desechos que contienen altas concentraciones de Enterococcus. Estas bacterias esféricas se encuentran naturalmente en la flora intestinal de muchos organismos, incluidos los humanos, y se excretan al medio ambiente a través de las heces. Los enterococos se utilizan como indicadores fiables de la contaminación fecal en cuerpos de agua porque pueden sobrevivir en condiciones adversas y son resistentes a la degradación.


La exposición al agua contaminada con Enterococcus se ha relacionado directamente con varias enfermedades, incluidas las gastrointestinales, respiratorias y la conjuntivitis. Además, la presencia de estas bacterias en el agua indica que también pueden estar presentes en el agua otros patógenos potencialmente peligrosos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el agua de mar no debe contener más de 200 unidades de enterococos por 100 mililitros para ser considerada segura para los nadadores. Sin embargo, muchas playas de todo el mundo superan este límite, poniendo en peligro la salud de las personas que entran en contacto con estas aguas.


Otro aspecto preocupante de la contaminación por Enterococcus es su creciente resistencia a los antibióticos. En 2019, se descubrió que las cepas de Enterococcus faecium eran significativamente resistentes a los antibióticos de uso común, como la ampicilina y la vancomicina. La tendencia es alarmante porque la resistencia a los antimicrobianos podría matar hasta 10 millones de personas para 2050, según un estudio del Instituto de Medición y Evaluación de la Salud.


Otro aspecto preocupante de la contaminación por Enterococcus es la creciente resistencia de los enterococos a los antibióticos, que no sólo complica el tratamiento de infecciones comunes, sino que también provoca la propagación de bacterias resistentes en el medio ambiente, aumentando el riesgo de brotes de enfermedades incontrolables.


En México, la situación es particularmente grave debido a la falta de infraestructura adecuada para el tratamiento de aguas residuales. Un estudio de 2013 de José de Anda, investigador del Instituto Tecnológico Nacional (IPN), encontró que el 24% de las plantas de tratamiento de aguas residuales del país han sido cerradas ya sea porque están obsoletas o porque los municipios lo han hecho. El gobierno no tiene los recursos necesarios para mantenerlos funcionando. Como resultado, grandes cantidades de aguas residuales se vierten directamente en las aguas costeras, lo que aumenta la contaminación de playas y estuarios.


Un ejemplo reciente del impacto de las deficiencias de infraestructura se vio en diciembre de 2023, cuando la playa Olas Alta de Mazatlán fue declarada no apta para el baño luego de que se detectaran 829 unidades de "Enterococcus" por día. 100 ml de agua, muy por encima de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Como resultado, la playa estuvo cerrada durante varios días para evitar un riesgo para la salud pública. Estos incidentes no sólo afectan a los turistas y residentes locales, sino que también tienen un importante impacto económico, ya que las playas contaminadas pierden su atractivo y afectan negativamente al turismo, una importante fuente de ingresos para muchas comunidades costeras.


La descarga de aguas residuales en masas de agua costeras suele ser el resultado de fallas en los sistemas de drenaje y saneamiento. En Mazatlán, por ejemplo, desde hace décadas se vierten aguas residuales en arroyos, canales y estuarios conectados al mar, ya sea de forma secreta por parte de particulares o debido a tuberías de drenaje defectuosas. En algunos casos, la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Mazatlán (Jumapam) se vio obligada a desviar derrames hacia estos cuerpos de agua para evitar inundaciones mayores en la ciudad.


Los desbordes de aguas residuales y los desagües de las calles son fenómenos comunes, especialmente durante la temporada de lluvias, cuando los sistemas de drenaje de aguas pluviales están saturados. Los desechos transportados por las aguas pluviales a menudo obstruyen los colectores y dañan los equipos de bombeo, lo que hace que las aguas residuales fluyan hacia los desagües pluviales y hacia las playas. Las playas Olas Altas y Playa Norte de Mazatlán son particularmente vulnerables a este tipo de contaminación por su ubicación y visibilidad del problema, así como por los olores y la calidad del agua.


En los últimos años también se han producido inundaciones con frecuencia en el estuario del Estero del Yugo en la zona de Playa Cerritos. Estas emisiones han provocado la degradación de ecosistemas locales, como el estero El Infiernillo, que alguna vez fue rico en flora y fauna. La pérdida de estos ecosistemas no sólo afecta a la biodiversidad, sino que también reduce la capacidad de estos entornos para purificar el agua y actuar como barreras naturales contra la contaminación.


A medida que la población urbana crece y la demanda de agua, saneamiento y alcantarillado excede la capacidad de la infraestructura existente, los problemas de contaminación por aguas residuales se vuelven cada vez más urgentes. En muchas ciudades costeras, los sistemas de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales no se han mejorado ni ampliado para hacer frente a este aumento, lo que ha provocado un aumento de las descargas de aguas residuales en masas de agua naturales.


En enero de 2023, Jumapam y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) reconocieron cuatro denuncias judiciales relacionadas con el drenaje del Estuario Uría y el Arroyo Jabalín de Mazatlán. Estos casos ilustran un problema más amplio que afecta a muchas ciudades costeras de México y el mundo.


Para resolver eficazmente este problema, se deben tomar varias medidas. En primer lugar, es fundamental mejorar y ampliar la infraestructura de tratamiento de aguas residuales para reducir la carga de contaminantes que ingresan a las aguas costeras. Esto incluye mejorar las plantas de tratamiento antiguas y construir nuevas plantas en áreas con poblaciones en rápido crecimiento.


Además, se está intensificando el seguimiento de la calidad del agua y de las zonas de aguas recreativas como las playas. El Consejo Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de México realiza desde 2023 análisis bacteriológicos del agua en las playas más visitadas, pero es necesario ampliar este esfuerzo y tomar medidas correctivas cuando se alcancen niveles peligrosos.


Finalmente, es necesario aumentar la conciencia pública sobre los riesgos asociados con la contaminación de las aguas residuales y promover prácticas sostenibles tanto a nivel individual como colectivo. La educación y la participación de la comunidad son clave para reducir las emisiones fugitivas y garantizar que se utilicen sistemas de saneamiento adecuados.


La contaminación de las aguas costeras por aguas residuales no tratadas es un problema complejo que afecta al medio ambiente y la salud pública. La presencia de "Enterococcus" en el agua es un indicador de contaminación fecal y un precursor de un posible brote de enfermedad. Para afrontar este desafío se requiere una mejor infraestructura, una regulación eficaz y una conciencia pública para proteger nuestros cuerpos de agua y garantizar un entorno seguro y saludable para las generaciones futuras.

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