El capibara, conocido también como carpincho, es uno de los animales más singulares de América Latina. Este fascinante mamífero puede llegar a pesar hasta 80 kilogramos, presenta cuerpo robusto y bien proporcionado, midiendo entre 100 y 130 centímetros de longitud. Su apariencia es fácilmente reconocible, destacándose por su cola corta y un pelaje que varía entre tonos marrones rojizos y grisáceos. Este pelaje es corto y denso, adaptado a su vida acuática, permitiéndole mantenerse caliente mientras nada, en las patas, tienen 4 dedos con garras poderosas para cazar y esconderse.
Posee cabeza ancha y un hocico prominente, con ojos situados en la parte superior de la cabeza que le permiten ver mientras está sumergido. Sus patas son fuertes y robustas, con cuatro dedos en cada pie, equipados con garras que facilitan su movimiento tanto en tierra como en agua, así como su capacidad para excavar refugios.
El ciclo reproductivo del capibara se caracteriza por una temporada de apareamiento que ocurre generalmente durante la época de lluvias. La gestación dura aproximadamente 150 días, tras lo cual la hembra da a luz a una camada de entre 1 y 8 crías, siendo lo más común que nazcan de 4 a 5. Las crías son precoces y pueden empezar a alimentarse de hierba a las pocas semanas de vida, aunque continúan amamantando durante varios meses.
El capibara es herbívoro y se alimenta principalmente de pastos, hojas, y la corteza de algunos árboles y arbustos. Su dieta varía según la disponibilidad de alimentos en su hábitat, y debido a su naturaleza social, a menudo se les puede ver alimentándose en grupos.
Geográficamente, el capibara se encuentra en una variedad de hábitats acuáticos y semiacuáticos en América del Sur, incluyendo países como Brasil, Colombia, Venezuela, Panamá, Argentina y Paraguay. Prefiere áreas cercanas a cuerpos de agua, como ríos, lagos y pantanos, donde puede encontrar abundante vegetación y refugio.
El papel del capibara en el ecosistema es significativo. Actúa como herbívoro, ayudando a controlar la vegetación en su hábitat. Su dieta contribuye a la dinámica de los ecosistemas acuáticos y terrestres, y al ser una presa importante para depredadores como jaguares y caimanes, también juega un rol crucial en la cadena alimentaria.
En términos de conservación, el capibara no se encuentra actualmente en peligro, aunque su población puede verse amenazada por la pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola y la urbanización. Sin embargo, su adaptabilidad y capacidad para vivir en áreas modificadas le han permitido mantener una población estable en muchas regiones.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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