Esta fascinante especie de tarántula ha capturado la atención de entusiastas y científicos por su impresionante coloración y su comportamiento único, esta especie se encuentra en el sudeste asiático, específicamente en áreas de Tailandia, Laos y Camboya. Su descubrimiento reciente ha agregado una nueva dimensión al estudio de los arácnidos, destacando no solo su belleza, sino también su singularidad dentro del ecosistema.
En cuanto a sus características físicas presenta cuerpo robusto y patas largas, alcanzando tamaño considerable que varía entre 10 y 15 cm de envergadura. Su color oscila entre un marrón oscuro y un negro, a menudo decorado con patrones de manchas más claras. Sin embargo, lo que realmente la distingue son las vetas iridiscentes de color azul-violeta que recorren sus patas, el dorso y las piezas bucales, lo que le confiere un aspecto casi eléctrico. Además, su superficie está cubierta por un vello denso, que le da una apariencia aterciopelada y le ayuda a detectar vibraciones en su entorno.
Chilobrachys natanicharum es una especie carnívora, que se alimenta principalmente de insectos y otros pequeños invertebrados. Utiliza una técnica de emboscada para cazar, permaneciendo oculta en su madriguera y atacando a su presa cuando esta se acerca. Su dieta es un componente vital para su desarrollo y supervivencia en su hábitat natural.
Habita en países del sudeste asiático, siendo especialmente prevalente en Tailandia, Laos y Camboya. Dentro de Tailandia, se ha observado que la tarántula vive en ecosistemas de manglares y bosques de hoja perenne, lo que revela su adaptabilidad a diversos entornos en los que prefiere hábitats húmedos y cálidos, donde puede encontrar refugio y presas. Se encuentra comúnmente en bosques tropicales, donde se oculta en madrigueras o debajo de rocas durante el día, siendo más activa durante la noche. Esta adaptación le permite evadir depredadores y aprovechar al máximo su entorno.
La función ecológica de esta tarántula es significativa. Como depredadora, ayuda a controlar las poblaciones de insectos, contribuyendo al equilibrio del ecosistema. Su presencia indica un hábitat saludable, y su actividad alimentaria tiene un impacto directo en la biodiversidad del área. Además, su capacidad para adaptarse a diferentes tipos de hábitats sugiere que desempeña un papel importante en la resiliencia de los ecosistemas donde habita.
En cuanto a su estado de conservación, no se considera actualmente en peligro, gracias a su adaptabilidad y la amplia gama de hábitats en los que se encuentra. Sin embargo, la deforestación y la urbanización en el sudeste asiático representan una amenaza potencial para su población. La preservación de sus hábitats naturales es crucial para asegurar su supervivencia a largo plazo.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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