Armadillidium vulgare, conocido comúnmente como cochinilla de la humedad, es el único crustáceo que ha logrado adaptarse a la vida terrestre, habitando exclusivamente en tierra firme. Este crustáceo se encuentra en zonas oscuras y húmedas, como suelos ricos en materia orgánica, bajo piedras, troncos y hojas caídas, donde puede protegerse de la desecación. De tamaño pequeño, su longitud varía entre 8 y 18 mm, y su cuerpo ovalado y convexo está compuesto por siete segmentos torácicos. Cada uno de estos segmentos está cubierto por placas calcáreas, que le otorgan una protección adicional contra posibles depredadores y condiciones adversas.
Una de las características más fascinantes de Armadillidium vulgare es su capacidad para enrollarse en una bola perfecta cuando se siente amenazado. Este comportamiento defensivo, comúnmente conocido como "acurrucarse", es una adaptación que le permite sobrevivir en ambientes terrestres donde la amenaza de desecación y predación es constante. Además, su coloración, que varía de gris oscuro a marrón, y que en algunos casos puede presentar tonos más claros, depende de la humedad y la dieta del individuo, lo que también le ayuda a camuflarse en su entorno natural.
Originario de la región mediterránea de Europa, Armadillidium vulgare ha sido introducido en numerosas partes del mundo, incluyendo América del Norte, Asia y Australia. En estos nuevos hábitats, se ha adaptado con éxito, lo que demuestra su capacidad de resiliencia. Este crustáceo prefiere vivir en suelos húmedos y ricos en materia orgánica, donde puede alimentarse de material vegetal en descomposición. Al actuar como descomponedor, desempeña un papel fundamental en la descomposición de la materia orgánica y el reciclaje de nutrientes, contribuyendo a la formación de humus y mejorando tanto la estructura como la fertilidad del suelo.
El papel de Armadillidium vulgare en el ecosistema es crucial, no solo porque ayuda a descomponer la hojarasca y otros residuos orgánicos, sino también porque forma parte de la dieta de diversas especies de aves, anfibios y pequeños mamíferos. Esto lo convierte en un componente importante en la red trófica, apoyando a un amplio espectro de vida en los ecosistemas donde habita. A pesar de su papel ecológico beneficioso, su presencia en grandes números en hábitats agrícolas puede ser problemática, ya que en ocasiones se alimenta de plantas jóvenes y raíces, lo que puede causar daños a los cultivos.
A pesar de estas preocupaciones, Armadillidium vulgare no está clasificado actualmente como una especie en peligro. De hecho, gracias a su amplia distribución y su capacidad para adaptarse a una variedad de entornos, esta especie es considerada de "preocupación menor" en términos de conservación. No obstante, la atención a su impacto en entornos agrícolas sigue siendo importante, especialmente en áreas donde su población es densa.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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