En el corazón del Valle de Uco, Mendoza, se ha producido un descubrimiento notable en el ámbito de la zoología: la identificación del tuco-tuco Ctenomys uco, un roedor que solo ha sido avistado en dos ocasiones anteriores. Este hallazgo emergió de un estudio centrado en insectos llevado a cabo por un equipo multidisciplinario que integra el sector privado con instituciones públicas, incluyendo al INTA y la Universidad Nacional de Cuyo. La relevancia de este descubrimiento radica no solo en la singularidad de la especie, sino también en su potencial para contribuir al conocimiento sobre la biodiversidad de la región.
El Ctenomys uco es una especie endémica que destaca por su adaptación a un hábitat específico, caracterizado por la interacción de diversos factores ambientales. La investigación que llevó a su identificación se enmarca en el programa MatrizViva, impulsado por Bodega Argento. Este programa, iniciado en 2018, busca investigar la relación entre los agroecosistemas, prestando especial atención a la biodiversidad, la calidad del suelo y los recursos hídricos. Un aspecto innovador de MatrizViva es la implementación de prácticas que fomentan la biodiversidad en los viñedos, como la plantación de flores entre las hileras de vides, promoviendo así un entorno más saludable tanto para las plantas como para la fauna local.
Este descubrimiento se suma a otros recientes en el género Ctenomys. En 2022, un grupo de científicos identificó dos nuevas especies: Ctenomys eileenae y Ctenomys verzi. La primera se encuentra en las laderas de La Rioja y San Juan, mientras que la segunda habita en el suroeste de Mendoza. Estos hallazgos reflejan una creciente comprensión de la diversidad de roedores en la región, un aspecto crucial para la conservación de la fauna local.
El tuco-tuco Ctenomys uco es parte de un ecosistema que enfrenta desafíos significativos, como la expansión agrícola y los cambios en el uso del suelo. La investigación y conservación de especies como esta son esenciales no solo para preservar la biodiversidad, sino también para entender cómo los cambios en el medio ambiente pueden afectar a las comunidades biológicas. Con cada nuevo descubrimiento, se reitera la necesidad de implementar estrategias de conservación que tomen en cuenta la interconexión entre los distintos elementos del ecosistema.
La colaboración entre el sector privado y las instituciones científicas juega un papel fundamental en la investigación de la biodiversidad. Bodega Argento, a través de su compromiso con el programa MatrizViva, se posiciona como un modelo a seguir en la integración de prácticas agrícolas sostenibles con la investigación científica. Este enfoque no solo beneficia a la industria vitivinícola, sino que también contribuye a un mayor entendimiento de la ecología regional.
El descubrimiento del Ctenomys uco es un recordatorio de la riqueza de la biodiversidad que se encuentra en las regiones menos exploradas, y la importancia de proteger estos hábitats únicos para futuras generaciones. La ciencia y la conservación deben ir de la mano, fomentando un entorno donde tanto la flora como la fauna puedan prosperar en equilibrio.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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