La historia del celacanto (Latimeria chalumnae) es un recordatorio de que la naturaleza siempre puede sorprendernos. Este pez, que se creía extinto desde hace millones de años, habitó la Tierra por primera vez hace 400 millones de años. Los fósiles más recientes encontrados datan de hace 350 millones de años, y durante mucho tiempo pensamos que había desaparecido por completo. Sin embargo, en lugar de haberse extinguido, este antiguo pariente de los primeros tetrápodos simplemente permanecía oculto en las profundidades del océano.
El celacanto es un pez que destaca por varias características físicas excepcionales, entre las cuales sobresalen sus aletas lobuladas. Estas aletas, conectadas al cuerpo mediante una estructura ósea que imita extremidades, lo convierten en uno de los pocos peces que se asemejan a los primeros vertebrados terrestres.
Esta peculiaridad lo relaciona evolutivamente con los tetrápodos, los primeros animales que hicieron la transición de la vida acuática a la terrestre. La flexibilidad de estas aletas le permite maniobrar con precisión en las profundidades del océano, donde habita a profundidades entre 150 y 300 metros. Además, su cola trilobada, una rareza entre los peces actuales, le brinda estabilidad adicional mientras se desplaza lentamente en su entorno marino.
Una de las características más extraordinarias del celacanto es su capacidad para sobrevivir en un entorno extremadamente estable y profundo, lo que ha permitido que su evolución sea mínima durante millones de años. Su vejiga natatoria llena de grasa, en lugar de aire, le ayuda a mantener la flotabilidad en las profundidades del océano, donde la presión es considerable.
También posee un órgano sensorial llamado rostral, que le permite detectar señales eléctricas en el agua, ayudándolo a cazar en la oscuridad.
Estas adaptaciones lo convierten en un verdadero "fósil viviente", que ha mantenido su diseño primitivo casi sin cambios durante 400 millones de años, un logro evolutivo extraordinario.
El celacanto es un pez excepcional por varias razones, tanto por su longevidad como por su importancia evolutiva. Se estima que estos peces pueden vivir hasta 100 años, y hay registros de un ejemplar capturado en 1960 que tenía aproximadamente 84 años. Alcanzan la madurez sexual a los 55 años, un dato que se ha determinado mediante el análisis de las marcas de crecimiento en sus escamas. Estas características lo convierten en una especie de lento desarrollo y longeva, lo que añade valor a su estudio.
Además de su edad, los celacantos pertenecen a los sarcopterigios, un grupo de peces que está estrechamente relacionado con los primeros vertebrados que hicieron la transición de la vida acuática a la terrestre, durante el periodo Devónico. Sus aletas lobuladas, que se asemejan a extremidades, fueron fundamentales en ese proceso evolutivo. Sin embargo, aunque el celacanto comparte esta relación con los tetrápodos, su pariente más cercano en el grupo de los sarcopterigios es el pez pulmonado, otro pez que también presenta características evolutivas significativas.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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