El 5 de diciembre de 1945 parecía un día normal como cualquiera en la base militar la Estación Aérea Naval de EE.UU. en Fort Lauderdale, Florida. 14 hombres se preparaban para hacer una misión rutinaria de entrenamiento sin saber que ese iba a ser la última vez que serían vistos.
Despegaron cinco TBM Avenger Torpedo Bombers aproximadamente a las 2:10 pm, comandados por el teniente instructor Charles Taylor. Tenían una misión sencilla en la que tenían que volar en una ruta triangular, algunas prácticas de bombardeo sobre la isla Hen and Chickens Shoals continuar hacia el norte hacia el este de Grand Bahama y luego regresar a la base.
La misión debía tener una distancia de 320 kilómetros y debió haber tomado dos horas en completar. Sin embargo en una época donde no existían los GPS y solo se podían guiar con brújulas y relojes para calcular los tiempos en distancias, irremediablemente se perdieron. Se cree que las brújulas que portaban los aviones no servían y no portaban relojes para saber cuánto tiempo llevaban viajando a cierta velocidad.
Los aviones volaron de una dirección a otra mientras se acaba la luz del sol sin rumbo, Taylor tuvo que idear un plan debido a que aterrizar en el mar no era opción. Los aviones eran extremadamente robustos y pesados, lo que los hacía que aterrizaran con mucha rapidez y fuerza. En cuanto el nivel de combustible del primer avión llegará a 37 litros, los cincos aviones debían aterrizar. Taylor mantuvo comunicación con la base pero cada vez subía más la confusión de su locación y del paradero del resto del escuadrón.
Convencido de que estaban al otro lado del Golfo de México, Taylor ordenó un vuelo hacia el este, creyendo que los llevaría de regreso a Florida. Pero es probable que esta decisión los llevó más hacia el Atlántico. A medida que el clima empeoraba y caía la noche, comenzaron a quedarse sin combustible. Un avión de la Armada cercano recibió el último mensaje de radio del vuelo 19 de que se estaba quedando sin combustible. Desde entonces no ha habido noticias del equipo.
La operación de rescate se realizó de inmediato, lo que incluía un hidroavión Martin PBM Mariner con 13 hombres abordó. Sin embargo este avión nunca llegaría a los cielos, puesto que explotó trágicamente poco después de despegar complicando aún más la misión de búsqueda. A pesar de esto la búsqueda continuó sin éxito, no encontraron nunca ni cuerpos ni a las aeronaves.
Se cree que la falla de las brújulas y la explosión de la segunda aeronave fue debido a la anomalía magnética presentada por volar cerca del Triángulo de las Bermudas, que como es conocido existen varias teorías de la zona y de la gran cantidad de fallas técnicas que existen en el lugar por anomalías magnéticas.
Sigue siendo un misterio lo que pasó con exactitud con el vuelo 19 y es un caso en el que tal vez nunca se obtenga una respuesta. Lo que sí es que la Marina de Estados Unidos clasificó el caso como desaparición por “causas o razones desconocidas”, lo que solo nos deja con más dudas que respuestas.
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