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La araña marina que habita los fondos marinos: Austropallene halanychi


Es una araña marina fascinante que pertenece al orden Pycnogonida.  De recién descubrimiento en la Antártida. Aunque su tamaño es pequeño, su adaptabilidad a los ambientes marinos la convierte en un organismo único y significativo dentro de los ecosistemas marinos tropicales y subtropicales.


Posee cuatro ojos de pigmentación oscura,  abdomen pequeño e hinchado,  además al poseer los órganos en las patas, respira por las patas, ya que sus órganos se encuentran en ellas.

Es depredadora de organismos de cuerpo blando, posee una garra   que se cierra completamente cuando los dedos se acercan

Habita principalmente en la Antártida.  

Esta especie es fácilmente reconocible por sus largas patas, que le permiten moverse rápidamente sobre el sustrato marino. Su aspecto recuerda a una araña terrestre, pero adaptada a un ambiente acuático. Su pequeño cuerpo, junto con estas patas alargadas, le proporciona una gran agilidad.

La Austropallene halanychi se alimenta principalmente de pequeños organismos marinos, como invertebrados y detritos orgánicos. Utiliza estructuras bucales especializadas para succionar los nutrientes de sus presas. Gracias a su dieta, juega un papel importante en el reciclaje de nutrientes dentro del ecosistema marino, ayudando a mantener la salud de los arrecifes y otros hábitats marinos.

Aunque no es un depredador de gran relevancia debido a su tamaño y hábitos alimenticios, contribuye al equilibrio del ecosistema al consumir materia orgánica y pequeños invertebrados. Sus depredadores naturales no están claramente documentados, pero es probable que algunos peces y otros invertebrados marinos de mayor tamaño puedan representarle una amenaza.

A pesar de la falta de información detallada sobre su población y distribución exacta, no hay indicios de que la Austropallene halanychi se encuentre en peligro de extinción. Sin embargo, la salud de esta especie está intrínsecamente relacionada con la conservación de los ecosistemas marinos, ya que cualquier cambio drástico en su hábitat podría afectar su supervivencia.

MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.

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