El tapir centroamericano puede medir hasta 2.5 metros de longitud y los machos adultos pesan entre 300 y 400 kilogramos, siendo las hembras ligeramente más pequeñas. Su pelaje es marrón oscuro o negro en la espalda, corto y grueso, mientras que el vientre y las patas son generalmente de color más claro con manchas blancas en el hocico, las orejas y las patas. Este tapir posee un hocico largo, móvil y prensil, que utiliza para explorar su entorno y buscar alimento, detectando frutas maduras y otros alimentos incluso bajo el agua gracias a su desarrollado sentido del olfato. Sus patas delanteras tienen cuatro dedos, mientras que las traseras tienen tres, y cuenta con una cola corta.
Habita en los bosques tropicales y subtropicales húmedos de México, Guatemala, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, prefiriendo áreas con abundante agua y vegetación densa. Los tapires son excelentes nadadores y a menudo se los observa cruzando ríos y lagos para buscar alimento o evitar depredadores, lo que también les permite dispersar semillas en áreas acuáticas inaccesibles para otros animales. En su hábitat natural, los tapires a veces forman relaciones simbióticas con otras especies, como aves que se alimentan de insectos parásitos en su piel.
En cautiverio, los tapires pueden vivir hasta 30 años, mientras que en la naturaleza suelen alcanzar una vida más corta debido a amenazas naturales y humanas. Las hembras dan a luz generalmente a una sola cría, que es cuidada con esmero hasta que alcanza la madurez. Históricamente, su distribución se extendía desde el sur de México hasta el noroeste de Colombia, pero actualmente, debido a la pérdida de hábitat y la caza, las poblaciones de tapir centroamericano se encuentran fragmentadas y aisladas.
La UICN clasifica al tapir centroamericano como En Peligro de Extinción. Las principales amenazas para su supervivencia son la pérdida de hábitat, la caza furtiva, la competencia con el ganado y la fragmentación del territorio.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
Comments