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"Ochate" el pueblo maldito de los OVNIS, brujas y espíritus

Situado en medio de la antigua Ruta del Vino y del Pescado que unía la Rioja Alavesa con el Mar Cantábrico, en el año 1522, el pueblo de Ochate veía llegar a los arrieros vascos transportando pescado en salazón hacia el interior y regresaban con las mulas cargadas de trigo, sal y vino. En aquel momento no se consideraba como un pueblo maldito, sino una parada obligatoria de las grandes rutas comerciales del norte de la Península. Sin embargo, con la apertura del Camino Real Nuevo de Vitoria a Laguardia, a principios del siglo XIX, inició el principio del fin para Ochate, pero también el comienzo de todas las leyendas que circulan en torno a este lugar.


Dado que los comerciantes, arrieros y compradores dejaron de pasar por el pueblo de Ochate, sus habitantes se vieron obligados a abandonar sus casas, buscando mejores oportunidades para sobrevivir. De hecho se cuenta que la última persona en irse de este pueblo fue en el año 1936, además de que el comienzo de la Guerra Civil terminó de sentenciar cualquier posibilidad de que las personas regresaran a habitar este sitio.


Un artículo publicado en la revista Mundo Desconocido, exponía que la población de Ochate había desaparecido víctima de tres epidemias en el siglo XIX: viruela (1860), tifus (1864) y cólera (1870); tres enfermedades que acabaron con los habitantes de Ochate. Por lo que sus almas deambulaban por todo este pueblo.


Por su parte Prudencio Muguruza habría dado un testimonio en el que describía que "un fogonazo de luz había caído sobre la ermita de Burgondo", algo que él mismo definiría como experiencia paranormal y que despertó la curiosidad de ufólogos e investigadores, tanto que sus fotos llegaron a la NASA, donde se calificó al halo de luz de estas capturas como un verdadero OVNI.



A partir de esos eventos y el asesinato de un pastor en 1936, Ochate fue escenario de numerosas sesiones de espiritismo, rituales de magia negra, ceremonias de invocación de espíritus y más.


Añ día de hoy la torre de la antigua iglesia de San Miguel aún resiste de pie junto a los restos de la ermita de Burgondo en Ochate, misma que fue derrumbada por un rayo que cayó sobre este lugar en una tormentosa noche.


Un escenario tan espeluznante ante el cual algunos dicen que aún se puede percibir el olor del pescado que transportaban por el viejo camino los carromatos, el momento exacto en que voces también te aconsejan no hacer ruido y marcharte lentamente.


Pero, si aún insistes en visitar Ochate, España, además de lo ya mencionado es mejor que ni se te ocurra ir solo, ya que hay historias macabas perdidas en el tiempo que jamás sabremos.


Por Ilse Roldán

@ilyrockmx

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