La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie marina altamente valorada por su caparazón, lo que la hace vulnerable a la caza furtiva y el comercio ilegal. Esta tortuga de tamaño mediano, con un caparazón que mide entre 60 y 90 centímetros, se caracteriza por un notable dimorfismo sexual: los machos son ligeramente más pequeños que las hembras y tienen una cola más larga. El caparazón de la tortuga carey es ovalado y alargado, con una forma similar a un corazón, compuesto por escudos imbricados que se superponen. Su borde posterior es aserrado, y su coloración marrón oscuro o negra presenta patrones jaspeados de manchas amarillas, naranjas y blancas.
La cabeza de la tortuga carey es pequeña y estrecha, con un hocico puntiagudo y curvo, y una mandíbula superior prominente. La parte inferior de la cabeza es de un tono amarillo o crema, mientras que sus ojos grandes y redondos están ubicados en la parte superior de la cabeza. Sus aletas son largas y delgadas, con dos uñas en cada aleta delantera y trasera, y presentan un color marrón oscuro o negro. La cola es corta, más en las hembras que en los machos.
Esta tortuga marina habita en aguas tropicales y subtropicales alrededor del mundo, prefiriendo arrecifes de coral y pastos marinos en aguas poco profundas de hasta 30 metros. Como especie migratoria, realiza largos viajes entre sus zonas de alimentación y anidación. Omnívora por naturaleza, su dieta incluye esponjas, algas, medusas, peces, crustáceos y moluscos. Las hembras son ovíparas y depositan entre 100 y 200 huevos en playas arenosas.
La tortuga carey juega un papel crucial en los ecosistemas marinos. Al alimentarse de esponjas, ayuda a controlar su crecimiento, manteniendo la salud y el equilibrio de las praderas de pastos marinos, esenciales para numerosas especies marinas. Además, las esponjas que consume filtran el agua, mejorando la claridad y salud de los arrecifes de coral. También actúa como dispersora de semillas, facilitando la reproducción de esponjas en nuevas áreas. Su presencia es un indicador vital de la salud de los ecosistemas marinos, y su desaparición podría tener graves consecuencias ecológicas.
Actualmente, la tortuga carey está catalogada como "en peligro crítico de extinción" por la UICN, siendo una de las tortugas marinas más amenazadas del mundo. Entre sus principales amenazas están la captura accidental en redes de pesca, la pérdida de hábitats de anidación, la contaminación marina y el comercio ilegal de su caparazón. Para combatir estas amenazas, existen diversos programas y organizaciones dedicados a la investigación, la educación y la conservación de la tortuga carey y sus hábitats, con especial énfasis en la protección de sus nidos.
MVZ ESPECIALISTA Elsa Diéguez B.
Comments