El brazo robótico volador es una innovadora tecnología que fusiona la destreza de un brazo mecánico con la movilidad de un dron, lo que le permite operar en entornos de difícil acceso con gran precisión. Este invento ha revolucionado distintos sectores industriales, como la manufactura, la exploración y las operaciones de rescate.
Este dispositivo tiene un origen destacado en México. En 2014, el ingeniero Julio Alberto Mendoza Mendoza, del Centro de Investigación Avanzada de la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), concibió la idea de una extremidad robótica independiente inspirada en las extremidades del traje de Ironman. Esta tecnología puede desensamblarse y viajar de forma autónoma, además de transformarse en helicóptero o aeroplano para mejorar su eficiencia de vuelo.
En 2020, un equipo de 23 inventores, representados por Mendoza Mendoza, presentó un diseño pionero del brazo robótico volador. Posteriormente, en 2022, investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zürich (ETH Zürich) y el Instituto Italiano de Tecnología (IIT) desarrollaron otro prototipo, denominado FlyJib, con capacidades avanzadas de estabilidad y manipulación en el aire.
El brazo robótico volador tiene una amplia gama de aplicaciones, entre las que destacan:
Zonas de desastre: Auxilia en la entrega de suministros y la realización de tareas de reconocimiento en áreas de difícil acceso.
Inspección de infraestructuras: Puede revisar puentes, torres de alta tensión y otras estructuras sin poner en riesgo a los operarios.
Exploración aeroespacial y submarina: Su diseño permite operar en medios acuáticos y aeroespaciales, con un sistema de energía eficiente y de bajo costo en comparación con tecnologías de países como Japón y Corea del Sur.
Pruebas de vuelo tridimensional y algoritmos de IA: Se utiliza como plataforma para mejorar la navegación autónoma y los sistemas de control robótico.
Uno de los aspectos más innovadores de este dispositivo es su capacidad para estabilizarse en el aire mientras ejecuta tareas con precisión, gracias a algoritmos avanzados de control y sistemas de compensación de movimiento. Sin embargo, su desarrollo enfrenta retos como la autonomía energética y la mejora en la precisión de tareas complejas. A pesar de estos desafíos, su potencial es enorme, y es probable que en los próximos años se convierta en una herramienta indispensable en diversas industrias.
El brazo robótico volador es un claro ejemplo del talento y la innovación mexicana, con el potencial de posicionar a México como un referente en el desarrollo de tecnología robótica avanzada a nivel mundial.
Maestra en Culturas: Elsa Diéguez B.