El caracol volcánico (Chrysomallon squamiferum) es una especie fascinante de gasterópodo marino que habita en fuentes hidrotermales del océano Índico. Se descubrió en 2001 en las profundidades del mar y destaca por su singularidad biológica y adaptaciones extremas.

Caparazón de hierro: Su característica más llamativa es su concha recubierta de sulfuro de hierro, lo que lo convierte en uno de los pocos animales conocidos que incorporan este metal en su estructura corporal. Esto le brinda una defensa excepcional contra depredadores y altas temperaturas.

Su concha tiene tres capas principales: Una capa externa de sulfuro de hierro, una capa intermedia de aragonita (un tipo de carbonato de calcio), una capa interna orgánica flexible, que ayuda a absorber impactos.

En lugar de alimentarse de materia orgánica como otros caracoles, Chrysomallon squamiferum sobrevive gracias a bacterias quimiosintéticas alojadas en su esófago. Estas bacterias convierten los compuestos químicos del agua en nutrientes esenciales, conviviendo en simbiosis con bacterias.

Vive en hábitat extremo: a profundidades de 2,400 – 2,900 metros, en un ambiente de alta presión y temperaturas extremas cerca de respiraderos hidrotermales ricos en sulfuros.
Su estructura inspiró investigaciones en biomateriales, especialmente en el desarrollo de armaduras ultrarresistentes ya que, es un caso único de evolución adaptativa en un ambiente extremo.

Se considera una especie vulnerable debido a la posible explotación de los fondos marinos para la minería de metales raros.

Es un claro ejemplo de cómo la vida puede adaptarse a condiciones extremas, combinando biología y geología en un solo organismo.

MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.