March 12, 2025
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Montaña Pico de Adán

  • marzo 6, 2025
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Un sitio de peregrinación multirreligioso

Montaña Pico de Adán
Foto: https://static.vecteezy.com/system/resources/thumbnails/024/209/933/original/time-lapse-4k-little-adam-s- peak-hill-the-popular-destination-in-ella-town-sri-lanka-picturesque-mountains-free-video.jpg

El Pico de Adán, conocido como Sri Pada y en árabe como al-Rohun, es una de las montañas más místicas y espiritualmente significativas del mundo.

Se encuentra en el centro de Sri Lanka, con altitud de aproximadamente 2,243 m.

Su prominencia en el paisaje y su carácter sagrado han hecho de esta montaña un destino de peregrinación venerado por budistas, hinduistas, cristianos e islamistas, además de tener importancia para la tradición judía.

Desde tiempos inmemoriales, ha sido un lugar de culto. Antes de la llegada del budismo a Sri Lanka, las civilizaciones primitivas ya lo consideraban un sitio sagrado, donde adoraban al dios Sol en rituales de culto a la naturaleza.

Con la evolución de las religiones organizadas, diversas creencias han otorgado significados espirituales profundos a la montaña, convirtiéndola en un punto de convergencia para múltiples tradiciones.

La montaña es especialmente famosa por la gran depresión rocosa en su cumbre, que se asemeja a una huella humana gigante, de aproximadamente 1.8 metros de largo y 75 centímetros de ancho. A lo largo de los siglos, diversas religiones han interpretado esta “huella” de diferentes maneras, dotándola de una importancia única para cada tradición:

Para los budistas, esta marca representa la huella sagrada de Buda, para los cristianos y judíos,  es el primer lugar que Adán pisó tras ser expulsado del Jardín del Edén, lo que le otorga un significado especial dentro de la tradición judeocristiana, para los hinduistas, la huella pertenece a Lord Shiva, una de las deidades supremas del hinduismo, para los musulmanes, se considera que la huella es de Adán y que la montaña fue el punto donde llegó tras descender del paraíso.

El Pico de Adán no solo es un sitio de culto, sino también un símbolo de convivencia religiosa. En un mundo donde las diferencias entre credos a menudo generan conflictos, este lugar se mantiene como un testimonio de la coexistencia pacífica de diversas tradiciones espirituales.

Es mucho más que una montaña: es un lugar de fe, historia, tradición y conexión con lo divino. Su capacidad de unir a creyentes de diversas religiones en un mismo camino espiritual lo convierte en un patrimonio cultural y religioso invaluable.

MAESTRA EN CULTURAS: ELSA DIÉGUEZ B.

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