En la Península de Yucatán, específicamente en el estado de Quintana Roo, se ha desarrollado una innovadora solución para enfrentar la problemática del sargazo: la creación de bloques de construcción a partir de estas algas marinas, conocidos como “sargablocks”. Esta iniciativa, liderada por el mexicano Omar Vázquez Sánchez y su empresa Blue Green México, busca transformar una amenaza ambiental en una oportunidad sostenible para la industria de la construcción.​

Desde 2013, las costas del Caribe mexicano han experimentado una invasión masiva de sargazo, afectando negativamente al turismo y al ecosistema local. Ante esta situación, Vázquez Sánchez, inicialmente dedicado al tratamiento de aguas residuales y al uso del sargazo como fertilizante, decidió en 2018 experimentar con la fabricación de bloques de construcción utilizando estas algas. El resultado fue el “sargablock”, compuesto por un 40% de sargazo y un 60% de otros materiales orgánicos.
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La elaboración de los sargablocks implica la recolección del sargazo, su mezcla con otros componentes orgánicos, compresión en moldes y un secado al sol de aproximadamente cuatro horas. Este proceso produce bloques resistentes y duraderos, comparables al adobe tradicional. Además, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha avalado su resistencia, confirmando su capacidad para soportar condiciones climáticas adversas, incluyendo huracanes. ​

Los sargablocks se han utilizado para construir viviendas de bajo costo en la región. La primera de ellas, denominada “Casa Angelita” en honor a la madre de Vázquez Sánchez, cuenta con 40 metros cuadrados e incluye una recámara, baño, sala, comedor y cocina. Hasta la fecha, se han edificado al menos 14 viviendas adicionales con este material, beneficiando a familias de escasos recursos en Quintana Roo. ​

Además de ofrecer una solución habitacional económica, los sargablocks contribuyen a mitigar el impacto ambiental del sargazo en las playas y promueven prácticas de construcción sostenibles. El costo de cada bloque es de aproximadamente 10 pesos, lo que representa una reducción de entre el 30% y 40% en comparación con materiales de construcción convencionales. ​

La iniciativa ha ganado reconocimiento internacional, atrayendo el interés de organizaciones y gobiernos de países como Jamaica, Belice, Barbados, República Dominicana, Estados Unidos y Malasia, que buscan replicar el modelo en sus regiones afectadas por el sargazo. Además, fundaciones como la del actor Leonardo DiCaprio han mostrado interés en los sargablocks como una medida para cuidar el planeta. ​
La transformación del sargazo en bloques de construcción en la Península de Yucatán representa una solución innovadora y sostenible que aborda simultáneamente problemas ambientales y sociales, convirtiendo una plaga marina en una oportunidad para el desarrollo comunitario y la protección del medio ambiente.

Maestra en culturas: Elsa Diéguez B